Los recuerdos más gratos de mi infancia están en la hacienda donde crecí en San Cristóbal. Me gustaba jugar en las nacientes de agua y mecerme en un mecate que amarraba mi papá en un árbol. También aprendí de flores y hierbas curativas; cosas que me servirían mucho por el resto de mi vida, aunque en ese momento no lo sabía.

Por ser la mayor de mis hermanos me tocó ayudar a criarlos, y al terminar el bachillerato, salir a trabajar. Me vine a Caracas muy jovencita y trabajé en una empresa por cinco años. Extrañaba a toda mi familia y me sentía muy triste, pero un día conocí al que hoy es mi esposo, nos casamos y formamos una familia. 

Dejé mi trabajo y me dediqué al hogar. Eso no duró mucho porque un día un tío me pidió que le colaborara en un puesto de flores que tenía. Así llegué al que ha sido mi segundo hogar por cuarenta y cuatro años, El Mercado de Las Flores de San José. Después, me independicé y alquilé un local con mi esposo. Siempre he vendido flores y hierbas curativas.

Lo mejor de mi oficio es que contribuyo a que ciertos días sean mágicos, como el de las madres o el de los enamorados. Las personas llegan y solicitan su ramo de flores, yo se los preparo pensando en lo feliz que harán a la persona que los reciba. También cuando alguien llega con una dolencia y me pregunta qué puede tomar para aliviar su malestar yo le receto algún té. Y, cuando vuelven y me dicen que se mejoraron eso hace que cada día me sienta orgullosa de mi trabajo.

Si pudiera hacerle un tecito a Venezuela para que se mejorara, le haría uno con bastantes ramas para que nos calmemos y nos unamos. Eso es lo que le pido todos los días a Papá Dios, que nos unamos y que ponga su mano sanadora sobre este país que nos necesita tanto. 

A Venezuela no le puedo dar más flores porque ya tiene muchas. Todas las personas que habitamos aquí somos sus flores; cada uno con sus colores y sus formas distintas, todos bien bonitos. Incluso los que viven fuera, ellos son flores desde allá.

Escritura:
Marcel Serrano
Fotografía:
Raquel Cartaya
Lugar:
San José, Caracas
Fecha:
1.4.2016
Lo mejor de mi oficio es que contribuyo a que ciertos días sean mágicos, como el de las madres o el de los enamorados.
No items found.

Más Historias

Juegas...
Elijes...
Thank you! Your submission has been received!
Oops! Something went wrong while submitting the form.

Pausa

Simón Enrique Parisca
Fue un alto en seco al ego.

Y me monto en mototaxi

Ligia Torrealba
Aun cuando mis ojos no perciban suficiente luz, ya no me abrumo ni me asusto, porque sé que junto a Pedro no existe silencio ni penumbra.

Muñi, la catira

Elisa Quintero
Un perro nunca va a mostrarse fastidiado de acompañar a una persona.

La riqueza está en la tierra

José Miguel Flores
Si te pones a pensar en la muerte nunca vas a vivir.

Un Instante con Calidad de Vida

Geohanna Noel
Uno nunca va a controlar ni a saberlo todo, siempre debes dejar espacio, esa hoja en blanco que vas a ir llenando con el día a día, con cada vivencia.

Es hora de recoger los frutos

Scarleth Calles
Siempre tenemos que hacer las cosas que nos nacen del corazón.
© 2023 Cultura Epix
PrivacidadTérminosCookies