Nací en Catia, una parroquia que se cuenta por sí sola a través de su movimiento cotidiano, pulmón de una ciudad que parece no detenerse ni por un solo instante. Ese movimiento detonó un cambio de decisión en mi vida. Comencé estudiando biología y terminé siendo un comunicador social, un periodista. Mi interés parte de la necesidad de escribir sobre una ciudad como Caracas, pero desde la mirada del que camina, del peatón, del que recorre diariamente estas calles a pie. Es una reflexión permanente sobre nuestras aceras, caminos, etc. Es un universo de vidas y experiencias que te encuentras en las calles. Creo que si quieres vivir la ciudad, Caracas por ejemplo, la tienes que vivir caminando. De otra forma, es como vivir pequeños paréntesis, se torna realmente complicado conectar e identificarse con el lugar donde vives o creciste.

Mi necesidad es hacer activismo a través de las distintas vías, siempre he pensado que hay que ser activista desde el espacio donde uno esté, creo que el funcionario público tiene que volverse activista. Todo esto me viene de callejear, de estar en la calle, siempre me gustó caminar. Me regresaba caminando a casa después del liceo, caminar evitando siempre ir en línea recta era un ejercicio para mí. Estudiando en el liceo, en pleno trabajo del Metro, apretaba un fuerte tráfico, entonces me bajaba de la camioneta y me iba caminando desde la Avenida Universidad a Catia, siempre fue un disfrute para mí.

No podría seleccionar un único lugar favorito de Caracas, pero me encanta caminar toda la parroquia de Altagracia hasta la Candelaria Norte. Es un trayecto súper agradable e interesante, todavía hay casas viejas pero también hay edificios pequeños muy bonitos, mientras paseas te cruzas con varias quebradas. El ritmo de las esquinas es interesante, hacia el sur tienes la Avenida Urdaneta que es como un cable de alta tensión con pequeños desvíos que suben hacia el norte, y entre ellos encuentras una vida muy sabrosa, con mucho movimiento pero apacible a la vez. Da la sensación de poder caminar tranquilo, y tropezar con diversidad de situaciones y arquitectura.

Me gustaría que algún día se transformara la rivera del Guaire en un paseo peatonal, o para bicicletas, podría ser un gran parque abierto que conecte el este con el suroeste de la ciudad.

Escritura:
Lucrecia Cisneros
Fotografía:
Felipe Rotjes
Lugar:
Colinas de Bello Monte, Caracas
Fecha:
22.4.2016
Hay que ser activista desde el espacio donde uno esté.
No items found.

Más Historias

Juegas...
Elijes...
Thank you! Your submission has been received!
Oops! Something went wrong while submitting the form.

El trabajo por la comunidad se sostiene con amor

Rosaura Sifontes
No tengo temor de nada porque sé que algún día tengo que morir.

Una bombera de corazón

Yudith Tortolero
Pienso que en la vida lo que te pasa es lo que te toca vivir pero las oportunidades siguen estando ahí, latentes.

Los frutos de la fe

Elisa Martínez
El mejor aliado es sin duda la fe, la fe en lo que uno quiera.

Mi equipo, mi segunda familia

Jessua Rodríguez
El fútbol me aleja de las cosas malas del barrio. Me dicen que pruebe, y yo respondo: “no, porque soy futbolista”.

¡Llegó el Nesticero!

Jesús Alberto Palacios López 'Nesticero'
A mí, lo que me da felicidad es trabajar, salir a caminar y ganarme mi dinero para poder tener mis cosas.

La luz de mi sombra

María Fernanda Di Giacobbe
Yo siempre me quito los zapatos donde esté, siento la fuerza de ser mujer, el acoplamiento con la tierra.
© 2023 Cultura Epix
PrivacidadTérminosCookies