Para mí era inconcebible tomar una decisión sin analizar previamente todas las variables. Desde pequeña solía pensar con detenimiento cada paso antes de darlo, evaluar a quiénes podría afectar o beneficiar. A los trece ya sabía dónde estudiar y a qué carrera aplicar. Entré en la universidad, me gradué en Ciencias Políticas, hice la maestría y llegó un punto en el que me fastidié de pensar todo racionalmente. Desde ese momento empecé a guiarme más por lo pasional. A darle espacio a la música, a escribir, que son cosas que también están en mí.

Ese equilibrio entre la razón y la pasión me llevó a caminos que no hubiera imaginado. Siempre me vi en alguna ONG o en fundaciones pero terminé trabajando para una organización privada. Fue un proceso de dejar fluir, flexibilizar mis estándares y darme cuenta de que, al final, las cosas que me apasionan también estaban presentes: la inclinación hacia lo social y la educación. Ha sido muy interesante porque Francisco, mi compañero de trabajo, es el otro lado de la moneda. Es cero académico, más disruptivo. Nuestras visiones son diferentes pero juntos logramos un equipo bien compenetrado.

En este momento en Bloxie somos pocas personas, por eso nos toca involucrarnos en todas las etapas de los cursos. Ha sido una experiencia bonita. Al final terminas conociendo a los beneficiarios porque generalmente regresan y se vuelven confidentes. Ese concepto de comunidad que se respira acá fue lo que me terminó de atrapar. Lo social siempre me llamó la atención, yo era como la cacique del colegio, a cada rato estaba metida en un rollo o defendiendo a alguien. Por eso, poder influir en la vida de un individuo a través del aprendizaje es increíble para mí. Sin embargo quisiera ir más allá, uno de mis propósitos de vida es hacer la Fundación Bloxie para llegarle a mucha más gente.

La educación siempre ha sido una de mis inquietudes. Complementar lo que hace falta y reforzar lo que no está bien en el sistema educativo. Esa es la base de toda sociedad, de cualquier país. Lo que más me gusta en la vida es aprender, si pudiera estudiar desde Física Cuántica hasta Filosofía lo haría. Esa inclinación me llevó a leer mucho desde pequeña. Comencé a tomar los libros de mi casa y cuando tenía doce años ya me había vaciado la biblioteca. Fue inevitable comenzar también a escribir y convertirme en escritora de clóset.

Las letras vinieron a mí como un desahogo adolescente, luego adopté un toque más personal. Escribo poesía y microrrelatos, también he pensado en comenzar una novela. Me gustaría hacerlo profesionalmente pero admito que me da nervios no haber estudiado para eso, ahí es donde entra mi lado racional. Esa lucha forma parte de lo que soy y, al final, mis dos polos se complementan. Al estar en equilibrio con ambas cosas soy feliz. La vena artística me permite ver lo social desde otro ángulo. Como decían los griegos, la poesía es un complemento del alma y eso te hacer ver al mundo de una manera diferente.

Mis padres han influido en estas inclinaciones pero de ellos admiro, especialmente, la constancia y la dedicación que tuvieron con nosotros. Uno de mis mayores temores es que no estén bien pero sé que en mí está el poder para evitar que eso ocurra. Mi infancia fue bastante bonita. Siempre estaba jugando, corriendo, con las rodillas raspadas. Barinas me dejó noches de conversaciones hasta la madrugada en la acera de la casa y la amistad de muchas personas. Sin embargo, en Caracas encontré mi lugar. Aquí crecí, me hice adulta. Entendí que el mundo es diverso y me formé como una persona integral, en lo personal y profesional. 

En definitiva creo que es posible conseguir cosas en los sitios menos imaginados y pienso seguir este camino hasta que la vida me diga lo contrario. Cuando no tenga más nada que aprender, más nada que aportar, se abrirán otras puertas y trabajaré para dar pasión y razón en partes iguales.

Escritura:
Camila Lessire
Fotografía:
Elizabeth Hernández
Lugar:
Los Palos Grandes, Caracas
Fecha:
13.2.2018
Lo que más me gusta en la vida es aprender, si pudiera estudiar desde Física Cuántica hasta Filosofía lo haría.
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