Trabajo con plomería, electricidad, sistemas de seguridad e instalaciones de gas. Desde muy pequeño mi padre me llevaba a trabajar con él durante las vacaciones del colegio, demolíamos paredes, pegábamos cerámicas y yo era su ayudante.

Una vez, mientras mi papá trabajaba, recuerdo que se cortó la mano con un pedazo de cerámica. Yo tenía como ocho años y me quedé inmutado; en ese momento lo vi como un superhéroe, dije: “Guao, mi papá se golpea las manos, trabaja muy duro. A punta de martillo y mandarria se le hinchan los dedos, él se esfuerza por nosotros”. Eso me impulsó a estudiar, trabajar y ser como él. Mi padre trabaja de la mano conmigo, es mi personal de mayor confianza. 

Estudié, me certifiqué y trabajé en una empresa de gas. Siempre tuve la intención de independizarme. Un día fui a hacerle un trabajo a una señora que imparte clases de meditación y ella me invitó a practicar, eso fue un paso trascendental en mi vida. Fue un despertar de conciencia que me hizo ver lo que estaba escondido dentro de mí.

En mi interior encontré capacidad, evolución, luz, progreso, prosperidad. Descubrí mi potencial. Decidí llevar las riendas de mi trabajo, no cumplir más horarios. Ser mi jefe, mi gerente, mi supervisor. Yo mismo ser mi empleado. Empecé a hacer el papeleo y lo logré, ahora tengo mi empresa.

Mi esposa siempre fue seguidora de la meditación. Ella me regaló una figura pequeña de Ganesha y mientras yo meditaba, cerraba los ojos y veía esa misma figura encendida en pura luz. Ganesha es el Dios de la sabiduría y el conocimiento, el Señor que quita los obstáculos y de allí viene el nombre de mi empresa: Multiservicios Gas Ganesha

Poco a poco he ido visitando clientes, conociendo sus inquietudes, familiarizándome con la calle. Aún falta mucho por conocer y recorrer pero lo importante es seguir luchando, trabajar todos los días, evolucionar. Aunque me digan que no, que es imposible, que eso es mentira, que la situación país no me lo va a permitir, yo no me quedo en eso. Esas energías lo que hacen es impulsarme más.

Mi mayor satisfacción es empezar una labor desde cero y al terminarla ver que quedó bien hecha. Ofrecer un servicio certificado, de calidad y de trato cordial, no algo mal hecho o como decimos aquí en criollo, “chapuciao”. Eso no va conmigo, si voy a hacer algo así prefiero no hacer nada.

Mis padres son colombianos. Llegaron en 1978 indocumentados, desplazados por la guerrilla y Venezuela los recibió. Aquí se conocieron y formaron la familia. Eso me motiva a seguir aquí, me impulsa a trabajar por Venezuela. Amo demasiado a mi país, esto es un paraíso. Hay mucho por qué luchar.

Mi gran obra sería conformar un grupo de trabajo en donde todos trabajáramos y ganáramos por igual. Ayudar a las personas a que sean prósperas, productivas. Que dejen esos miedos atrás y apuesten por descubrir sus sueños y salir adelante. Una empresa próspera con proyección internacional que deje bien parado al país a donde quiera que llegue.

No ha sido fácil, hemos tenido altas y bajas pero asumo los cambios con humildad, valentía y siendo positivo día a día. En la peor circunstancia hay que ser como el fénix, renacer de las cenizas. Lucho por mis hijas, por mi esposa y por mis padres.

A las personas les digo que no se cierren, que crean y apuesten por su país. Tengan fe en Venezuela, no en políticos, sino en nosotros como gente.

Escritura:
Odri Albornoz
Fotografía:
Astrid Hernández
Lugar:
Altamira, Caracas
Fecha:
1.12.2017
Mi mayor satisfacción es empezar una labor desde cero y al terminarla ver que quedó bien hecha.
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